Qué satisfactorias son las sonrisas que aparecen de
repente como por arte de magia en un sábado cualquiera a la madrugada.
La gente que rodea
la manzana de mi barrio duerme, los gatos maúllan en mi ventana, los perros
ladran a las sombras, el viento se queja, la batería de mi computadora
disminuye, los temas del reproductor de música van cambiando sin casi darme
cuenta, pasan los minutos… y mientras el mundo va girando muy despacio, yo
sonrío.
Hablo de esas sonrisas que surgen inesperadamente. Y no preguntes por qué. Porque ni siquiera yo
lo sé. Sonreír de esa manera, en mi vida es un gozo. Recordar viejas cosas y
sonreír. No tiene precio. Es algo inenarrable, como tocar el cielo muchas veces sin caerse.
Y más si la sonrisa tiene por
motivo a la segunda persona del singular.
Tengo varios textos escritos y ya que me hice el blog pensé en publicarlos todos. Total, no pierdo nada :)
Atte: Femmy
Recordar y sonreir... incluso ver a una persona sonriendo por la calle sin motivo aparente te hace sacar una sonrisa... ¿De qué se estará acordando? he pensado a veces... y he sonreido al pensarlo.
ResponderEliminarMe gustó tu post.
Te visitaré.