Boucing Grey Bow Tie Ribbon

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Tan cerca y tan lejos.

Quizás te encuentre en las sombras de un bosque, tal vez en la esquina de una tienda en la ciudad, o podría ser nadando en el agua de un mar o un río, yo qué sé. Hay tantas formas de volverte a ver, y no llegué a ninguna todavía.
Siento que cada vez estamos más cerca, pero no lo sabes.
Cada día que pasa le pido al cielo que las estrellas te guíen hacia mí. No me busques debajo de otras sábanas, no me busques en otros cuerpos, tampoco me busques en otras palabras. Búscame acá. Acá estoy esperándote. Ya casi creo no extrañarte, pero aún siento la necesidad de correr a tus brazos y no soltarte.
Se me van los días, y junto a ellos el amor que te tengo o te tenía, porque ya casi lo he dejado de tener.
Pienso que si no se me fue del todo debe ser porque hay algo más que me retiene en un punto medio.
Mira que no nos queda mucho tiempo, hace bastante vengo esperando el momento en que nuestras almas se crucen y renazca el amor que se creía perdido.
Quiero desenterrar los recuerdos con más valor, pero no es el momento. Lo único que llega a mí memoria es una serie de imágenes cortas que dejan un intenso vacío doloroso en mi ser.
Sé perfectamente que no son delirios míos, son imágenes que llegaron a mi cabeza transmitiéndome el mensaje para que no deje de buscarte.
La vida me puso en frente el primer paso que se basó en hallarte. Y ahora que te encontré, el siguiente paso es que me encuentres a mí.
Descubrime en una noche de esas dónde el viento nos invita a oír los suspiros ahogados por nuestras tristes lágrimas convertidas en pequeñas lloviznas de otoño.
Refléjame en tus ojos como si fueran un espejo de insaciable placer que desencadena tu amor.
Desafiemos a la noche, demostrémosle que ni ella nos puede frenar.
Haz resonar el eco de tu risa para que quede por siempre en mi memoria. Ya casi se me olvidaba tu voz. Tu preciosa voz que produce emociones que no pueden contarse. Y tu cuerpo, tus manos, tu piel que despierta en mí sensaciones inenarrables. Y tu sonrisa que se luce tan rebosante sobre la mía. Qué mágico efecto realizas en mí al hacerme perder el juicio.
Me quitaste la poca sensatez que poseía y lograste que perdiera la cabeza en las infinitas ideas de amarte sin medidas.
¿Ya ves como escribo sin que lo sepas? Y escribo para que me sientas en un rincón de tu pecho.
Puedo apostar que en este instante estás con la mirada perdida, extrañando un “algo” que no sabes qué es, un “alguien” que no viste aún, pero sentís que te falta. Sentís que estarías completo a su lado. Y miras a un costado, ves un espacio vacío y lo primero que aparece en tu mente es “¿Dónde puede estar? Transito las calles, y recorro tantos lugares en el mundo ¿cómo puede ser que no encuentre mi complemento?”  Seguís preguntándote sobre eso. Entrelazas tus dedos y entra en vos el miedo. ¿Miedo a qué? Miedo a quedarte toda tu vida solo. En lo triste que sería seguir viendo a un costado y ver un espacio vacío, en no compartir una sonrisa traviesa con alguien más, en no tener a quién besar, a quién dedicar canciones. No entendés nada. Tenés mucho trabajo para hacer, pero tus pensamientos te impiden la concentración. ¡Vamos! ¿Por qué pensás estas cosas un Viernes a las 08:22 de la mañana?
Te colocas las manos en tu cabeza disgustado. Cerrás los ojos y sonreís. Sonreís porque imaginas lo hermoso que sería estar acompañado para siempre. Te sorprende no encontrar alguien a quién amar a tus veinticuatro años de edad.
Pasaron tantas mujeres frente a tus ojos y ninguna despertó eso que esperabas. Sentís frustración y golpeas la mesa suavemente tratando de no hacer bullicio.
-¿Dónde estás?- Reclaman nuestras voces muy dentro.
-Es un bonito día para encontrarte hoy- Decís vos.
-Es una bonita noche para encontrarte hoy-Digo yo.
Te asomas ilusionado por la ventana y me buscas preocupado en los destellos del sol. Mientras yo me asomo esperanzada y te busco preocupada en el resplandor de la luna.

Atte:Femmy

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